El diablo tiene muchos disfraces, tantos como vanidades va seduciendo al paso: Mundo, Demonio y Carne,  que usa para  masacrar al pueblo. Es la vida de arriba abajo, la existencia sin ser ni estar de “Los Nadies”, “Los que valen menos que la bala que los mata” −Eduardo Galeano−. Aunque esa metralla sea toda una vida de trabajo de sol a sol, pero sin calor para silenciar los huesos, ni apaciguar las entrañas, o acallar el alma dolorida, agrietada, desollada por la ambición y la vanidad de unos pocos: Los malos.

Decía Bertolt Brecht que “hay que huir de las causas generales, de la lucha contra gigantes, porque es por esa brecha, esa grieta de la realidad, por donde escapan los malvados”. Además, la imagen que ilustra este artículo no está ahí por lujo, está porque viene pintiparada al discurso de nos atañe…

Sra. Arroyo, vamos a ver una cosita, ¿Cuándo juró usted lealtad a los estatutos de esa corporación capitaneada por el Sr. Simón? –Hidrogea, Agbar, Veolia−. Que sepa servidor, porque estaba presente, tal día como el 15 de Junio de 2019, ante un ejemplar de nuestra Constitución, Ud. juró lealtad y servicio a los cartageneros, a dicha constitución y a su majestad el Rey. Otra cosita:

¿Desde cuándo un lobby leonado –como los buitres− de la magnitud de Hidrogea, Agbar, Veolia, da duros a cuatro pesetas?. ¿Cómo que han invertido tanto y cuanto en sus nuevas oficinas para el buen servicio –inclusivo, manda güevos− de los cartageneros? Se ve que usted cree, desafortunadamente para los vecinos de Cartagena, que Hidrogea, Agbar, Veolia, es una fundación de la misericordia dedicada a rescatar personas del umbral de la pobreza y la exclusión social.

Pero, ¿no es más cierto que un ‘monstruo’ de esa catadura, dedica todos sus esfuerzos empresariales, jurídicos, y demás, a sacar hasta la última gota de sangre –figuradamente, agua− a las poblaciones donde se instala?

Nos parece inaudito, increíble, vergonzoso, esperpéntico, ver a varios representantes del pueblo de Cartagena –incluido el Sr. Padín, más la estruendosa, y electoralmente sospechosa, ausencia de la tercera pata del banco: la Sra. Castejón − plegarse a los caprichos corporativos de una multinacional como es Veolia, Agbar, Hidrogea, en detrimento del interés ciudadano, con la disculpa del guion propagandístico de la mencionada comercial: “por y para el bien común”. Solo les faltaría organizar una verbena popular de apoyo, reverencia y juramento de pleitesía y vasallaje del pueblo de Cartagena a los interesados ‘encantamientos’ de tal corporación.

La hoja de ruta del Sr. Simón –recordemos, presidente de Agbar (Hidrogea) y vicepresidente ejecutivo senior de Veolia para Iberia y América Latina– nos alerta de la ‘liquidación’ que sufrirá la ciudad portuaria –Y del puerto y la APC ya hablaremos largo y tendido−, en todos los ámbitos de influencia económico-empresarial ansiados por esta corporación con ánimo de lucro, que no se nos olvide.

Y no pequemos más de cabizbajos plebeyos primaverales. Una empresa de este tipo no se instala en un municipio de tanta relevancia como Cartagena, si no tiene planeado sacar pingües beneficios de aquí, de allá y de acullá. O es que ¿el accionariado de Veolia, Agbar, Hidrogea, invierte sus cuartos con la condición de que la junta directiva y el consejo de administración ejerzan  de hermanitas de la caridad con los habitantes del municipio? Por eso digo.

Sra. Arroyo, debiera y debiese priorizar sus cometidos públicos. No en balde, amén de excelentísima alcaldesa de esta Trimilenaria, es Ud. la responsable del área de Servicios Sociales, entre otras tareas municipales –Muy bien pagadas, tal vez en exceso, en vista del poco interés que pone en defender la vida y los intereses de sus jefes:

Los Cartageneros−. Cometidos y responsabilidades delegadas por los vecinos de Cartagena en su persona para que los salve, precisamente, de esos tiburones, predadores y asociaciones de dudosa legalidad –y me remito al calificativo de la magistrada De Lara, en su instrucción del caso Pokemon contra la actual Hidrogea, por entonces, y en el ejercicio de su camarada de partido, la Sra. Barreiro, Aquagest−. Así pues, piénselo un poquito, Sra. Alcaldesa. Y no nos defraude, como tantos otr@s, otra vez más.

Esta magnífica y secular ventana mediterránea, cuna y forja de culturas, grandes hombres y mujeres, grandes gestas, luchadores, guerreros, guerreras, buena tierra, buen clima, buen paisaje y mejor paisanaje… Es que ¿no vamos a tener nunca esos gobernantes de altura que merece nuestra Trimilenaria, siempre traicionada y siempre dolorida, Cartagena?

Y punto.

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