Florida sigue pendiente del esfuerzo colosal, aunque con magros resultados, que están haciendo más de 240 rescatistas ayudados por perros y grandes grúas. Hasta este martes, tras 5 días de búsqueda ininterrumpida tan solo 11 cadáveres han sido recuperados de los restos del edificio de 12 plantas que se derrumbó parcialmente en el condado de Miami-Dade el pasado jueves. Ciento cincuenta personas siguen desaparecidas y las esperanzas de encontrarlas con vida se reducen día tras día.

En uno de sus encuentros diarios con la prensa, la alcaldesa del condado, Daniella Levine Cava, ha prometido llegar "hasta el fondo" en la investigación para determinar las causas de una tragedia que algunos temen que se repita, pues en la zona hay edificios similares construidos en los años ochenta del siglo pasado.

A imagen de la ciudad, el edificio albergaba a personas de numerosos países, muchos de ellos de Latinoamérica. La mayoría de las víctimas identificadas hasta el momento eran de origen hispano. Familiares de desaparecidos han sido llevados en autobuses hasta el lugar del colapso, que está completamente acordonado, para que comprueben la magnitud de la catástrofe y sigan de cerca las tareas de rescate.

 
Mientras tanto, las autoridades locales han publicado documentos que prueban que el edificio tenía problemas estructurales, en especial con una plancha de impermeabilización bajo la piscina que estaba mal colocada. Varios gabinetes de abogados están explorando posibles acciones legales para exigir responsabilidades.