Este cabreo gráfico, trágico y titular, por juzgar en casa, significa que la sangre corre por mis venas… y se entiende ¿verdad? No hay mejor explicación que una buena imagen, la presente, a todas luces y sombras. ¿O es que vamos a estar en la cárcel y cagao/as de miedo?

Luces de bohemia(*) brillan en los palacios gubernamentales y lágrimas con sombras y ceniza se ciernen cual garrote vil sobre la población de este país de mediocres y sacapanzas al mando de un gigantesco rebaño lanar, que no osan decir ni beee.

−Mejor ve tú, que a mí me da una cosa aquí en el motón de estribor…

−Pos no, yo no voy, ve tú, ya verás que risa más risa nos damos en las redes a costa de los estacazos que te van a endiñar hasta en el carnet de identidad…

Que eso de la revolución es cosa vetusta y extemporánea, antigua y caduca, que las guerras sociales son cosas de viejas morriñas, lelos, sin fuste y tontucios entusiasmados con el sueño de la romántica primavera del 68. Que las trincheras murieron en la disidencia controlada patentada de color morado.

Las consignas para un mundo mejor se pudrieron en una cesta de la compra vaciada del todo, incluso de ilusión. Los guerreros son ahora virtuales, es lo mejor, así te ahorras algún mandurriazo en la hueca sesera que tanta falta nos hace para jugar en el metaverso de los corinijales galácticos, inter dimensionales y patizambos, entre restos de pizza o kebab resecos, sustanciosos calcetines y camisetas para resucitar a los muertos, zapatillas con queso azul a las finas setas y algún virulento condón extraviado en una noche de tormenta sexual –Perdón, perdón, he dicho, sexual, perdón!−… Es la Matrix en el estado más puro y duro.

La realidad −esa de la pastilla roja−, que nada tiene que ver con color ideológico alguno, salvo la obligada libertad de pensamiento y decisión, imperiosamente nos alerta: “Las trincheras sociales o avanzan o se agostan, mueren y desaparecen… ¡De hambre, pijo, de hambre!” Y todo o nada, que de media tinta marrón hediondo, y la puntita nada más, ya está el patio desinformativo demasiado apretujado, contaminado.

No somos disidencia controlada. Servidor, al menos, no lo es. Nunca lo fue. Ni lo seré. Mi pellejo no está en venta. Aunque para negociarlo jamás faltaron ofertas. Que, por supuesto, siempre rechacé y rechazaré. Uno de los pocos gilipollas que a duras penas sobrevive en esta selva de lobos con lorzas de pura manteca oficial.

Enredados prioritariamente en greñas de putas legales o alegales. De chulos/as con derecho a meter mano en la saca o todo lo contrario. Porque los mayores macarras de profesión −con perdón del siempre respetable−, son esos polític@s proxenetas de un pueblo a quien tratan como lumis de saldo y esquina.

Trabajamos, luchamos día a día por salir adelante, y ellos se dedican a poner el cazo y escarbar en nuestras escasas perricas hasta dejarnos la asaura seca… Nos dan por saco a tutti-play y nosotros financiamos su inmoralidad con el sudor y la sangre del diario padecer… ¿Existe acaso mayor hij@ de Satanás en el escandallo ofical?… Y cuanto más se agachan, más se les ve el ojete? Qué no?

Gracias, fumo krüger. (Los canarios lo entenderán)
(*)- Nota del autor: «Luces de Bohemia» de D. Ramón del Valle-Inclán… Al final, la obra se convierte en una parábola trágica y grotesca de «la imposibilidad de vivir en un país deforme, injusto y opresivo, como es la España del 1920, degradada, desconsiderada con el pueblo llano y llena de corrupción»…  ¿Os suena esa conclusión tan lejana en los tiempos como cercana en los momentos siempre presentes?
 
Crónica de una muerte anunciada: «LA PRENSA LIBRE, INDEPENDIENTE E INDIGENTE»... Este martes en Míster Witt café. 18:00… ¿Te lo vas a perder?

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Y una reflexión del maestro de renglones, Pérez-Reverte, que nos define sin posible capacidad de maniobra :

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