Ni me ha sorprendido, ni alarmado, ni espero que nada cambie, a partir de la carta de Miren Guembe en la prensa del 16 de diciembre, denunciando la excesiva protocolización y deshumanización en atención médica de Osakidetza; principalmente en lo relativo a la salud mental y en particular a lo “no Covid”

 Cuando la citada acompañante, acude de madrugada a urgencias de Psiquiatría del Hospital Universitario Donostia, solicitando atención y si es posible ingreso ante la gravedad de los síntomas que presentaba su familiar, a las horas de espera le contestan que el área de Psiquiatría está cerrada por un brote Covid; que entrar allí supone infectarse seguro. Vuelta a casa.... y la persona fallece.

 La prensa destaca a Gipuzkoa batiendo el récord de 6.000 contagios en siete días, presentando ya 1.521 casos covid-19 por 100.000 habitantes, dándose en un solo día, un incremento de 1.056 nuevos contagios sobre el día anterior.

 Persona contagiada, es la que ha recibido patógenos de otra que está infectada  no hay otra. Así, los contagiados son infectados, luego enfermos, que precisan tratamiento médico domiciliario u hospitalario. El elevado pico de contagiados detectados por PCRs positivas, ya han creado la sexta ola. Si nunca publican el dato del registro de trazabilidad que recoge el porcentaje de cuantos terminan enfermos y no, se debe más a una alarma publicitaria que a una crisis sanitaria

 Cuido mi salud; también la de una sanidad pública para el bien común, hoy enferma. Si se pone toda la atención médica, mediática e institucional, en lo desconocido-indemostrado, a costa de lo necesario, como son enfermos reales diagnosticados y dependientes, nos lleva a este fracaso sociosanitario que a no dudar tendrán que rendir cuentas por ese déficit en la atención primaria.

 Esta inversión y distopía médica que se viene dando en estos casi dos años, se ha acrecentado a partir de inyectar un medicamento génico experimental, que nos ha llevado al punto de arranque en primavera de 2020, con mascarilla en todos los lugares, y nuevos picos de ingresos en planta y UCIs. Sr. Urkullu, se lo tenemos que decir, porque por sí mismo no reconoce, su estrepitoso fracaso en la gestión de dos años de pandemia, cuando había prometido la inoculación de rebaño y vuelta a la normalidad con la vacuna....si, pero ¿con cuántas?

 Rabiosos, al no conseguir la plena vacunación voluntaria, pues cada vez más ciudadanos sospechan que, detrás de toda esta presión pandémica, hay un interés ajeno a nuestra salud. No se atreve a imponer la vacunación obligatoria y quiere apretar el cerco, a quienes no quieren vacunarse, ni con la primera ni con la tercera, a través del chantaje y la coerción.

En Argentina ya condicionan el cobro de la pensión, a estar vacunado. Aquí querrán como último recurso, a partir del borrador de la nueva Ley de Seguridad Nacional del gobierno del Sr. Sánchez (sustituye a la 36/2015) prevista implantar por Real Decreto y recoge: “El gobierno podrá proceder a la requisa de bienes (¿pensión?) y de movilizar a todos los mayores de edad en aras del bien común”. Lo haría posible, solo con los dos señuelos infames: la falsa incidencia acumulada y el “bien común”, vehiculizados a través de la mentira institucional y mediática.

Rabiosos, vengativos y lacayos, de quienes muestran nerviosismo, por la incertidumbre de que la EMA, ante la enorme cantidad de efectos secundarios, no les renueve la autorización en enero, y carguen con un inmovilizado de millones de dosis almacenadas y caducadas....para la basura como en 2.011.

 El sábado 18 de diciembre se movilizaron unas 35.000 personas en Donostia para protestar por la imposición discriminatoria del pase sanitario. El público espectador no vió una sola imagen en EITB....así dejarán de ser espectadores. La rabia les lleva a la censura como venganza, como el uso obligatorio de la mascarilla, que a decir del Sindicato Médico de Navarra: “Esa medida es solo cosmética e inútil. La imagen  que ofrecen Gobierno central y autonomías de pachanga y mercadeo al margen de la ciencia, es desesperante”.

También el epidemiólogo y profesor de la Universidad de Alcalá, Manuel Franco: “Es una medida más política que realmente epidemiológica o científica”...así va el circo.

 Kary Mullis, el Nóbel que creó la PCR como herramienta para investigación y no para diagnóstico de infectados, muerto en sospechosas circunstancias en agosto de 2019, también negaba la existencia del virus del Sida. Hoy todos contemplaríamos con empatía y responsabilidad cívica, medidas y protocolos impuestos por el Gobierno vasco, si no cebaran con ese único recurso médico a modo de señuelo. Un arma médico-diabólica, que el Centro de Control de Enfermedades CDC de EEUU y OMS, manda retirar el 31 de diciembre de 2021.

 El falso parámetro positivos-contagiados, que vienen usando desde el primer día, les ha permitido mantener esta farsa médica de falsos enfermos, hasta comenzar a inyectar, en que esta vez sí, son enfermos reales, con ocupación mayoritaria en UCIs. Ese caprichoso oleaje de contagiados a la carta, es lo que vienen haciendo con los test PCR que les permite levantar y suspender estados de alarma y medidas represivas anticovid...sin ninguna razón médico-sanitaria. 

 Si de cara a las fiestas de fin de año y primavera, les conviene generar alarma en base a que han subido los positivos-contagiados, lo logran haciendo mas PCR que la semana anterior. Al solo destacar la subida de positivos y no la de los test realizados en la misma proporción, la gente sigue acudiendo al circo. 

Pasen y vean: Sr. Urkullu, Sr. Zubia, Sr. Zupiria, Sra. Sagardui, Sr. Otegi y todos los directores de una prensa, económicamente bien incentivada por el Gobierno vasco, con el dinero de una ciudadanía víctima de esta gran mentira.

 Ya se adelantó Arthur Schopenhauer al asegurar: “La mayoría de los hombres no son capaces de pensar, sino solo de creer, y no son accesibles a la razón, sino solo a la autoridad”. Muy clarificadora dentro de una estrategia mercantil en que: mantener a la gente enferma es un gran negocio, y hacerla obediente hasta enfermar por miedo, es una mina de oro....y la frase no es mía.

 Seguir el manual de instrucciones de la OMS, e imponer un sistema operativo de aparente beneficio para la salud infantil, no es nuevo en Euskadi, pues ya lo conocemos desde el año 1.988 con la fluoración del agua de boca, siendo hoy el único territorio de Occidente con esta práctica de riesgo, tan nociva como inútil, dos atributos negativos en equivalencia con la inyección para los niños.

Mantener ésta rémora sanitaria de medicación forzosa aún a finales de 2021, también se lo debemos al Sr. Ukullu, que bien sabe que Israel fue el último en 2014 y Bélgica en 2012 ya lo prohibió incluso en chicles y dentríficos.

 Así como el bromuro que ponían en el rancho cuando la mili, era un inhibidor de la potencia sexual, el flururo es un mutágeno inhibidor de la voluntad, y mucho de ello sabía el gobierno de Margaret Thatcher, cuando en los años de plomo en el Ulster duplicó la dósis de fluoruro en el agua de beber en Belfast.

 ¿Porqué Sr. Urkullu, nos sigue medicando a la fuerza y sin consentimiento informado con un neurotóxico como el fluoruro? Si toda la comunidad científico-médica vasca, se sumó a la leyenda del “bien común” a favor de la salud bucodental de nuestros niños, hoy lo propio con un medicamento génico experimental, para el que ningún médico ni pediatra se atreve a prescribirlo en receta firmada y ninguna aseguradora da cobertura de responsabilidad civil. A pesar de ello, la consejera Sagardui quiere vacunar a toda la población infantil.

 Igual que se exigirá pronto, responsabilidades penales a consecuencia de la vacunación, pienso que en la Consejería de Sanidad, existirá un registro de trazabilidad de los casos de flouorosis dentaria, osteoporósis, osteosarcomas y demás enfermedades derivadas de los efectos neurológicos y calcificaciones en la glándula pineal, hipotiroidismo.... producidas por el fluoruro. Contrastar la estadística médica de Euskadi con otros territorios sería un buen referente.

 Hoy los medios de comunicación como la clase médica, que tanto entonces con el fluoruro, como hoy con la vacuna Covid, amplificaron con énfasis las tesis del Gobierno vasco, silenciando y censurando a la disidencia, siguen callados-pagados, ante el hecho de miles de ciudadanos vascos perjudicados de una manera u otra en su salud por el fluoruro.

Son casos detectables que requieren atención y reparación, pero siguen escondiendo ese otro fracaso sanitario, bajo el manto del señuelo del Covid19.....a base de mentir y criminalizar al opositor y a personas que eligen vivir..... Libre de Vacunas.

 Mienten por omisión, pues una persona con la pauta completa no la consideran vacunada hasta pasar 14 días de la última inyección, que es el período de máximo riesgo. Es por ello que, en las UCI, la mayoría están... “no vacunados”. 

 Esta operación de alquimia social y experimento eugenésico, comenzó hace un siglo con la Primera Guerra Mundial y su derivada Gripe española, cuyo brote tuvo el mismo componente vírico-cínico-mediático que el Covid19, y cuyo tratamiento con un medicamento génico experimental, se llevó por delante (al igual que con el Sida y la medicación AZT) a millones de personas sanas. 

 ¿Que hacer?...mejor aún: ¿qué dejar de hacer?....no vivir el miedo. Confiar y buscar alianzas sanas y la dulce compañía desde el corazón. 

 ”Si nos cruzamos de brazos, seremos cómplices de un sistema que ha institucionalizado la muerte silenciosa”. (Ernesto Sábato)

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