¿CUAL SERÍA LA ALTERNATIVA A LA DEMOCRACIA, EL MODELO CHINO, QUIZAS? No se trata de una frase derrotista de un escritor, articulista o feroz tertuliano. Pues de ningún modo, la firma GUY SORMAN, articulista de fondo, de lujo y objetividad contrastada. Y añade .Muchos grandes empresarios de Occidente creen que el régimen chino es más eficiente que la DEMOCRACIA DE TIPO OCCIDENTAL. Michael Bloomberg olvidando que fue alcalde de Nueva York es uno de los portavoces de esta tesis.

El misil está servido pero aún sin disparar, depende de la sangría de energía de nuestros políticos surgidos después de la Transición, desde la segunda legislatura de JOSE MARIA AZNAR, y sucesores. Hoy el clima de la vida política, por ejemplo, española, ha entrado en congelación, una frialdad que  está congelando a una nación llena de preocupaciones, pesimismo, neurastenias y «surménage».

Se han gastado casi todo el crédito, la confianza y el prestigio de una democracia que asombró al mundo por su estilo dialogante, moderación y mucho pragmatismo. Pero claro, la culpa no es de ellos, de los diecisiete mil políticos que acampan en los presupuestos, sino de las mareas volcánicas de la PANDEMIA, esa puta que nos llegó de los infiernos aún por descubrir que lleva millones de muertos a los cementerios.

Ella es la culpable, la responsable y hay que ejecutarla a base de mucho miedo y medidas extremas, por encima de las libertades. Hay muchos Donald Trump instalados en los tres grande sistemas, cuando se asaltó el Capitolio yanqui en un intento de golpe el seis de enero del año pasado para tomar el poder global.

 La democracia, cuya universalidad parecía adquirida después de la destrucción del Muro soviético, comunista, en Berlín, y las primaveras de Polonia, Hungría, Rumania, Checoeslovaquia, Albania y países balcánicos, más los otoños árabes, está en retroceso en los cinco continentes, eso sí en unos más que otros. Lo escribe el ensayista  Jean Marie Guehennno en su último libro, EL PRIMER SIGLO XXI, en un inquietante libro que presagia una futura democracia regida por un Estado, un gran hermano que nos haría feliz, esa China de hoy que retrocede al maoísmo, aparentemente eficiente.

O el fascismo que se vislumbra en Polonia y Hungría o en la Rusia de Putin, el nuevo  zar que trata de reagrupar a las viejas regiones de Stalin y rechaza el cinturón de hierro y plomo que ha montado los Estados Unidos con la colaboración de la NATO, volviendo a la guerra fría sin sangre pero las arterias a reventar.

 El último disparo a los pies de la democracia la tenemos en el Reino Unido, donde un bufón primer ministro, se ríe de sus votantes en la corte de San Jaime al amparo de una religión fundada por un sicópata sexual llamado Enrique VIII, tierra de piratas donde nació la leyenda negra sobre España, ya superada en los dos últimos siglos, desde la Pepa, la Constitución del día de San José.

Y los reyes católicos en el lupanar histórico desde Isabel II hasta el payo de Juan Carlos. Eso sí, dejamos de herederos a los demócratas hermanos suramericanos donde el oxígeno de la libertad no existe, sino un populismo rancio que ya perfuma las orillas del Manzanares extendido con la ayuda desinteresada del nacionalismo, brazo armado de las dictaduras regionales separatistas.

Y nosotros, el pueblo llano, con estos pelos. Já

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