Las democracias  viven en plena crisis deontológica, la española en situación de metástasis política sin liderazgos, un  tumor generado, inserto, en el estado del derecho y de bienestar. La catástrofe bancaria de hoy tiene connotaciones cíclicas y las guerras son derivas económicas, y llega por el gasto, el golpe a los hipotecados, los endeudamientos faraónicos, la inflación galopante, los impuestos brutales, el paro crónico y la corrupción en el tejido más delicado de las naciones.

El capitalismo salvaje siempre gana en la  ruleta de los ludópatas estratégicos y la clase obrera  es maltratada porque la izquierda se ha vuelto conservadora  y puritana y piensa más en el sexo que en la lucha  de clases, las factibles, reales.

Se escribe ya del ocaso de las  democracias y el gigante chino aparece no como un fantasma, sino como otro mundo. EL ANOCHECER DE LA DEMOCRACIA  es el último libro de P.E. KENNON  y es, sin duda, un diagnóstico sobre el fracaso de las democracias. Escribe: «Aquellas naciones que se dejan llevar por la popularidad manipulada de sus políticos, están condenadas a fracasar, y desde luego no son el paraíso en  la Tierra».

Churchill decía que la democracia es la menos mala de las formas de gobierno pero no la mejor. No hay formulas mágicas para nada, y las que nos ofrecen  en nuestro país supone  un retroceso porque no se adaptan a los cambios que impone la nueva era nacida con la explosión nuclear y verificada ahora tres años después, en un marzo de luto, con la invasión global del virus, y el encarcelamiento de miles de millones de seres  humanos destrozados por el miedo alimentado sicológicamente por la desinformación y el desastre sanitario con sus nuevas patologías, la nueva estrategia de una nueva guerra sin armas, incluyendo Ucrania, una paradoja de la inteligencia artificial descubierta por la inteligencia humana.

La crisis progresiva de las democracias como la española radica en la falta de líderes, falla estrepitosamente el factor humano, y que en este país se permita que delincuentes éticos como Tezanos pueda instrumentalizar y engañar a la opinión pública con sus encuestas falsas, las dadas a conocer, debería ser un delito, y castigado.

El CIS publicó el pasado viernes un nuevo sondeo sobre intención de voto ante las elecciones generales que, una vez más, no coincide en absoluto con ninguna otra encuesta realizada las  últimas semanas, ni con la tendencia decreciente que se atribuye al PSOE, en caída .

Pero lo más grave es que el presidente del Gobierno y su equipo lo mantengan al frente del CIS, la conciencia de todo de todo un pueblo  aviesamente intoxicado. En otras democracias los culpables de mentir, manipular o estafar informativamente al electorado, son castigados, desde un simple alcalde o todo un presidente de estado.

No ocurre en España, y nos extraña, es un misterio, que la oposición y los apóstoles de Pedro Sánchez, no muevan un músculo, el silencio estalla como una bomba, y los sordos y mudos viven anclados en un negocio de poder, alegres de vivir sin el oxígeno de la libertad asfixiada, como en el mundo del fascismo, nazismo, comunismo y las monarquías absolutas. Lo vamos a pagar, ya lo estamos, ahora alquilados o okupados por los falsos profetas de las democracias prostituidas.

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