El régimen dictatorial que impera en Venezuela no deja de perseguir a los disidentes. Se confirma que es un régimen de naturaleza totalitaria, en extremo intolerante, para el que opinar es un delito y no un derecho humano. 

Antonio Ledezma, quien desde que tiene uso de razón, se ha dedicado a promover los valores democráticos vuelve a ser, una vez más, el blanco del cruel hostigamiento de la dictadura de Maduro, que le inculpa de haberse enfrentado a los movimientos golpistas encabezados por Hugo Chávez en 1992, en su condición de Gobernador de la ciudad de Caracas en ese momento, conducta que nunca le perdonaron los cabecillas de ese movimiento sedicioso.

Tampoco se olvidarán de que este ciudadano ejemplar derrotó al “Chavismo” en la propia capital de Venezuela, cuando ganó la Alcaldía Metropolitana de Caracas en 2008. Por eso un mes después de asumir el cargo, 40 hombres armados con fusiles y escondiendo su rostro con pasamontañas, asaltaron el palacio de gobierno. Seguidamente despojaron del 95% del presupuesto a la Alcaldía, invadieron 13 edificios de dicha institución y sometieron a juicio a más de 130 trabajadores.

Antonio Ledezma se vio obligado a encabezar protestas, y de tres de esas manifestaciones terminó hospitalizado, todo por denunciar los planes hegemónicos del extinto Hugo Chávez, al que sucedió Maduro, a quien también tuvo que enfrentarse por sus fraudes electorales, violaciones a los derechos humanos y atropellos a la descentralización. Por esto, lo encarceló, estando en tal condición más de mil días hasta que pudo fugarse para recuperar su libertad de la cárcel conocida como “La Tumba”. 

 Una vez más, el pasado martes 22 de agosto, el régimen dictatorial acosó al alcalde Ledezma allanando, destrozando todo y clausurando su vivienda ubicada en la ciudad de Caracas por órdenes de Nicolás Maduro. Con la misma saña, actuaron con nocturnidad en la vivienda de su familia más cercana, sobrino, su esposa y nietos dejándolos en la calle. El día miércoles 23 de agosto también fue allanada la oficina particular -con documentos, libros y todos los enseres- del exalcalde Metropolitano de Caracas. 

 Esa persecución obedece a la actividad que viene desplegando Ledezma desde el exilio, quien ha denunciado incansablemente las tropelías de la dictadura venezolana, especialmente, acudiendo a la Corte Penal Internacional para impulsar la investigación en contra de los responsables de perpetrar crímenes de lesa humanidad. Así como, la tarea que cumple respaldando a María Corina Machado como esperanza de todos los venezolanos.

Antonio Ledezma es un perseguido político con residencia excepcional en España. Por tanto, exigimos de las instituciones españolas una explícita condena a las reglas arbitrarias de la dictadura venezolana, aunque tope con la incoherencia de tener una vicepresidente miembro del Grupo de Puebla.

El gobierno de España debe oponerse rotundamente a las pretensiones manifestadas por el Fiscal General venezolano, que ha solicitado el pasado lunes 21 de agosto, la orden de aprehensión y extradición del alcalde Ledezma. En este mismo sentido se ha manifestado el Grupo de Trabajo de Derechos Humanos de la ONU. Solo unidos será posible vencer las pretensiones de los dictadores iberoamericanos y recuperar, entre otras, la democracia en Venezuela. 
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