El periodismo debería de ser un oficio digno que persiga las malanterias de los poderes públicos, sin embargo, los medios se han vuelto brazos políticos obedientes que cobran por mentir y manipular la información.

Siempre ha habido buenos y malos periodistas, medios de comunicación con una línea editorial marcada de izquierda o derechas, hoy en día informan según quien los subvencione o les de publicidad institucional, que es por donde se pagan los favores de los políticos por informar, o por no informar de algo en concreto que perjudique al político de turno.

También conocemos y hemos denunciado medios que cobran de los partidos para perseguir a ciertos políticos por dinero.

 No debemos olvidar que el periodismo ha ejercido también un papel notable como acompañante de los peores tiranos, lo estamos viendo con Pedro Sánchez, que controla a los medios y les dice que se puede o que no se puede informar.

Ese reverso tenebroso del periodismo no vigilaba al poder: es su perro guardián, y hoy sigue habiendo muchos periodistas que se dedican a esta labor, y no a esa misión propia del "cuarto poder" que muchos le atribuyen, eso murió, y son pocos los medios independientes como Impacto España Noticias que informan con libertad y denuncian la corrupción venga de donde venga, también es cierto que estamos siendo perseguidos y denunciados de manera ilegal, la corrupción judicial sigue en aumento en España, algo que hemos denunciado y que nos trae consecuencias de distinto cariz.

https://impactoespananoticias.com/contenido/10371/ana-terradillos-inda-ekaizer-bayo-comiendo-de-la-corrupcion-mediatica

 Un ejemplo claro de esa deformación del periodismo lo tenemos en España. Hoy en día, una gran parte del periodismo español ha abandonado esa función de vigilancia y se ha convertido en un portavoz del poder.

 Hay medios de comunicación y periodistas que viven de las subvenciones y actúan como la policía política de Sánchez, señalando a todos aquellos que llevan la contraria al gobierno de coalición de socialistas, golpistas, proetarras y comunistas, como si discrepar de ellos fuese un crimen, la libertad de expresión en España acabo con Sánchez, quien diga lo contrario miente o anda fuera de la realidad.

A veces ese colaboracionismo con el poder se limita a poner el foco donde lo indica el gobierno y abandonando la misión de vigilar al poder hasta un punto que debería avergonzar a cualquier periodista.

 Veamos dos ejemplos de ello. Estos dos últimos días, multitud de medios españoles han tenido una piñata como tema de portada, debido a la protesta del PSOE por una piñata con la imagen de Pedro Sánchez en las protestas contra los socialistas en Madrid. Algunos medios han tenido la dignidad de recordar que el PSOE ha hecho cosas peores, pero otros ni eso.

Se trata de criminalizar, como sea, a la oposición, aplicando una descarada doble vara de medir, que exige condenas si la oposición hace una cosa y dicta silencio si eso mismo lo hace la izquierda, el problema es que la manipulación cala en la ciudadanía.

 Al final, lo que es actualidad lo dicta el gobierno y los medios obedecen para seguir cobrando subvenciones. Si nos dicen que hay que hablar de la piñata, hablamos de ello y el resto no importa, por ejemplo, cuanto tiempo han dedicado al intento de homicidio de Vidal Cuadras. Si el gobierno decide que el tema de actualidad es el beso de Jeny, se obedece y se dedican portadas todos los días para desviar la atención, por ejemplo, de la amnistía. De este modo, los medios se convierten en inquisidores al servicio del poder.

 El partido de dos ministras de Sánchez ha reconocido que se inspira en la dictadura comunista de Cuba, una dictadura que lleva 65 años en el poder sin elecciones libres, violando los derechos humanos, encarcelando, torturando y asesinando a los que piden democracia y a todos los que critican a ese gobierno dictatorial.

Es difícil de explicar que en un país europeo como España ocurra esto: una piñata en una protesta es noticia mientras se silencia el apoyo de uno de los partidos del gobierno a la amnistía, eliminar delitos de malversación, de sedición, etc. Los periodistas deberían reflexionar y sentir vergüenza, el problema es que no tienen vergüenza.

Nosotros seguiremos informando mientras tengamos el apoyo de nuestros lectores que cada día son más, sin ellos, no podremos seguir informando

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