Irene Montero se ha negado, de nuevo, a condenar una situación sensible para la izquierda radical y ‘feminista’.

La ministra de Igualdad se escondió detrás de su ‘escolta’ de feministas afines a Podemos para evitar tener que responder a la pregunta de ‘Estado de Alarma’: “Señora ministra, condena usted a la madre que ha secuestrado a sus hijos en Aranjuez”.

Antes de que el reportero Alejandro Cancho pudiera terminar la pregunta, una integrante de la ‘guardia pretoriana’ de Irene Montero se colocó creando una cadena humana para separar al periodista de la ministra.

“Hay declaraciones abajo… ¿vale?… venga..”, le dicen a Alejandro Cancho de forma muy tajante para evitar que la ‘Marquesa de Galapagar’ tenga que mojarse en un tema que puede herir sensibilidades en el ala más fanática de la izquierda.

Sin embargo, no es la primera vez en la que Irene Montero se niega a condenar un hecho, como lo demostró el pasado 6 de octubre, cuando atacó a ‘Estado de Alarma’ y los medios de comunicación incómodos por preguntarle por la presunta violación a una simpatizante de VOX en Reus.

 Ataque a la prensa
En aquella oportunidad, el periodista de ‘Estado de Alarma’ preguntó a la ministra de Igualdad: “¿Condena usted la violación de una simpatizante de VOX en Reus?”. Si bien hubiese bastado con un “yo condeno cualquier agresión sexual”, Montero prefirió no ‘mojarse’ por una seguidora del partido de Santiago Abascal, como sí ha hecho en otras oportunidades (incluido el bulo de la agresión homófoba de Malasaña).

“Condeno el fascismo”, soltó la pareja de Pablo Iglesias. A lo que agregó: “El fascismo que se ejerce desde los medios de comunicación que intentáis aprovechar ese hueco para dañar a la democracia. Lo condeno firmemente y creo que nuestra democracia necesita ser defendida de personas que utilizáis al periodismo para difundir bulos y noticias falsas”.

Ante la respuesta de la ministra de Igualdad, el periodista de ‘Estado de Alarma’ volvió a preguntar si no cree en la libertad de prensa y la pluralidad en los medios, lo que hizo que la ministra de Igualdad (que se había ido) se regresara para insistir:

“Creo que en la libertad de prensa, en lo que no creo es en el fascismo y en quienes utilizáis el periodismo para difundir bulos, noticias falsas y para normalizar el discurso del odio de la extrema derecha en nuestro país que es la que se puede cargar nuestra democracia”.

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