A todos los que nos desean la muerte por CoVID, decirles que su propia bilis les acabará consumiendo porque no hay ningún CoVID que lo justifique.

Los virus son el origen y la base de la vida. Son sólo fragmentos de información genética que se agolpan en nuestros genomas y existen pasivamente en todos los ecosistemas del mundo del orden de nonillones.

Están en en mar, en la atmósfera, en la tierra, en nuestro cuerpo. Son parte de la vida.

La profunda ignorancia y terror absurdo e incluso irónico que rodea a los abducidos, es sorprendente por su falta de interés en informarse de manera clara y no con los medios de TV contratados por el gobierno a dirigir la información y crear el miedo histérico.

No saben de biología. Les han contado sólo medias verdades y las han comprado todas.

Proyectan su odio en los críticos, porque ellos fueron incapaces de serlo. Porque no tuvieron humildad para reconocer que se habían equivocado y viven una pesadilla protagonizada por los telediarios.

Y lo más triste, los que más probabilidades tienen de morir, sin que nadie se lo desee, son ellos. No por los que discrepamos, sino por los productos génicos que les venden los que alimentan su paranoia.

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