Los objetivos de la subversión invisible, primero visible, van cumpliéndose como una máquina poderosa desde que desembarcaron en España los terroristas ideológicos y sus camaradas, enterrar a la izquierda histórica y transformar al PSOE en un instrumento personal de mando único que ya se explica en la nueva Ley de Seguridad Nacional, tal como se cumple en media decena de naciones iberoamericanas, el cambio siniestro de la ley.

 Ahora se trata de ir desarticulando y desprestigiando a las instituciones democráticas del Estado, el cambio de régimen y el golpe, sin pegar un tiro. La imagen exterior que se tiene de nuestro país, es de que vivimos entre el peligro, el miedo y la desinformación brutal que destilan los medios de comunicación afines, alquilados o comprados por las terminales nacionales e internacionales. Hasta en nuestra región.

Que nadie se mueva en el engaño, esta guerra sicológica ahora, mañana con disturbios y en un año la desmembración nacional, tiene apoyos internacionales, de toda clase, pues se trata de enfrentamientos de los tres grandes sistemas globales. Y lo vamos a observar directamente en nuestras carnes a partir de setiembre o posiblemente en unos días si urge mover ficha por los mandos de la Moncloa.

Y no es en solitario Pedro Sánchez, en absoluto, que es una pieza importante en el ajedrez europeo, sino más allá de nuestras fronteras como se puede comprobar en el entramado del conflicto catalán que cuenta con la ayuda la fuerte ayuda de una decena de países, cuyo cuartel general no es solo Bélgica. Más, incluyendo Marruecos, que hace unos días recibió un mensaje positivo para sus intereses desde la Casa Blanca, como lo hizo Trump. El Sahara venenoso.
 
Si todo muy confuso, oscuro y opaco, es lo que interesa pero es otro tipo de guerra fría que nos irá congelando.